viernes, 22 de mayo de 2009

El viejo y el mar


Ahí estaba el, lo siento quiero decir yo, frente al mar, como siempre, como todas las tardes, esperando algo, talvés una respuesta, no sabia por que estaba allí, lo único que sabia era que tenia que estar. Cuando el observaba el mar permanecía perplejo, durante horas y horas, solo se fijaba en el y en nada mas, ignoraba los otros movimiento y ruidos, aunque para decirlo de mejor forma no lo ignoraba, porque para ignorar algo hay que fijarse en ese algo ¿o no?, lo cual es algo contradictorio. De todas formas la palabra contradicción es algo que a el le viene muy bien, ósea a mi, es que siempre me ha gustado hablar de mi como si yo me observara desde afuera, por que el es tan orgulloso y arrogante que prefiere hablar de el como si fuera otra persona que se observa. Ser orgulloso es parte de el, de su esencia, pero el en verdad odia serlo, pero lamentablemente es algo inevitable, por eso el ejercicio de hablar de mi como si fuera el, o sea yo, pero no soy yo sino que el, es como sino me conociera y solo me observara atentamente. Bueno, para continuar con lo de contradictorio eso que a el le viene tan bien, yo lo se, por que el me ha cotado algunas veces cuando nos sentamos juntos a mirar por horas y horas el mar. Muchas veces estamos ahí sin decirnos nada, como si los dos fueran una solo persona, esperando que quizás del mar algo alguna respuesta. A ratos también hablamos, pero sin decir una sola palabra, muchas veces no estamos de acuerdo en bastantes cosas y dejamos así de conversar para seguir mirando atentamente el horizonte esperando que de la nada llegue nuestra ansiada respuesta. Si, esa misma respuesta que los dos esperamos ahí hace ya 40 años casi, aunque para decir verdad para mi esa respuesta no es tan ansiada, como si lo es para el.
Pero como puede ser eso, me pregunte a mi mismo y al mismo tiempo a el, como puede ser que el quiera esa repuesta y yo no si somos la misma persona ¿o no?

Ahí estuve toda la tarde pensando, sin conversar con el y llegue finalmente a una conclusión la cual no quiero revelar.

Así pasaron los días, meses y años sumergidos en aquella idea la cual no me podía quitar de la cabeza, frente a aquel mar que siempre nos acompaño.
Pasaron 9 años ya desde aquella duda, pero a pesar del tiempo transcurrido la duda sigue siendo igual de fuerte en mí, pero nunca tuve el valor de preguntarle si éramos distintas personas o no, a pesar de que yo ya tenía la certeza de que esto era así.

Un día paso algo diferente, que durante esos 49 años nunca me había sucedido, me sentía extraño, talves solo, algo así como incompleto. Me levante y me dirigí a la playa como todos los días, a pesar de mi estado, pero cuando llegue el no estaba ahí, ya no estaba ahí como siempre. Que seria de mi si el no estaba, con quien pensaría si con la única persona que lo hacia era con el.
Camine durante horas a lo largo de la playa, cuando de pronto lo vi. A lo lejos, ahí estaba tirado en la costa, me acerque rápidamente a el, pero no había caso el ya estaba muerto y al mismo tiempo yo también lo estaba, porque mis dudas eran falsas a pesar de mi certeza, si éramos la misma persona y me sentí muy mal por haberlo dudado, y llegue a la idea de que mi duda o sea la de el fue lo que lo mato.

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